
Desde niña siempre he tenido un gran interés por la historia. No hay momento histórico, que no me fascine, unos por los grandes avances, otros por el arte, otros por la crueldad del ser humano capaz de dejarte perplejo y horrorizado, otro por la sociedad de esa época, un sin fin de razones por las que me encanta husmear en la historia, y nutrirme leyendo y leyendo. Un día encontré, en la estantería de libros de mi padre, toda una serie de libros, que hacían referencia a 2 épocas históricas concretas, una de de la Guerra Civil Española y otra de la 2ª Guerra Mundial y en concreto sobre el nazismo.
Hasta entonces, había leído sobre la historia y el arte de Egipto, Roma, Grecia y al haber leído acerca del mismo tema durante un tiempo, empecé a aburrirme (no porque lo supiera todo claro esta).
Así que el encontrar aquellos libros supongo que fue, algo como un descubrimiento, me dije ya está algo nuevo para leer. Supongo que fue el ansia del saber, del conocer algo nuevo. Por supuesto mi padre no se podía enterar, ya que esos libros los tenía en una estantería de su habitación guardados, ya que no quería que siendo tan joven tuviera constancia de la desagradable y cruel historia de los campos de concentración por ejemplo, esperaba que empezase a leer esos libros cuando fuese más adulta.
Como un niño que encuentra un tesoro, y no lo puede mostrar cada día cogía un libro lo leía a escondidas, y a escondidas volvía a la habitación y lo dejaba en la estantería para que no me descubriera.
Las primeras sensaciones, fueron de espanto, no podía entender tanto odio, hacia las personas, no entendía como los alemanes trataban así al resto de personas, incluso a sus propios compatriotas, que pese a ser judíos eran alemanes, como ellos. No comprendía nada debido a mi juventud, ya que en el instituto no habían empezado a explicarnos nada de la 2º Guerra Mundial ni tampoco de la Guerra Civil Española.
Mas tarde cuando fui creciendo, fui comprendiendo todo, en el instituto nos habían explicado ya estas etapas, y había acudido a varias conferencias donde supervivientes, narraban su historia de sufrimientos y sacrificios.
Pronto en la tv, en documentos tv, pude visionar un documental que me dejó perpleja, trataba sobre los españoles que habían acabado siendo prisioneros y llevados a campos de concentración alemanes, aquello me dejo estupefacta. Había leído mucho sobre el nazismo, y siempre había sentido rabia, y dolor por aquellos que lo sufrieron, pero el ver que en aquel infierno también hubo hijos de España y entre ellos muchos aragoneses, se me clavó muy dentro, me sentí mucho más sensibilizaba con aquella barbarie.
Al cabo de unos años llegué a casa del instituto, y como cada día recogía las cartas del buzón y se las subía a mi madre. Aquel día encontré algo en el buzón que jamás hubiese querido encontrar.
En él había una carta, dirigida a la hermana de mi abuela, María Soler Celma, la dejaron en mi buzón porque en él estaba el nombre de mi abuela que vivió con nosotros hasta su muerte. La carta la remitía el Amical de Mauthasen, aquello me llenó de estupor, no comprendía nada. Mis padres siempre me hablaron que la familia de mi padre era republicana y lo pasó realmente mal en la guerra y posguerra, pero de esto jamás me habían hablado. Aquello me lleno de dudas, por una parte no entendía como mi familia me había ocultado algo así, mi abuela jamás me mencionó nada al respecto.
Subí a casa con una mezcla de enfado ante tan colosal secreto, y perplejidad, le pregunté a mí padre y me dijo que su tío fue a apresado por los alemanes y trasladado a un campo de concentración, pero que el no sabe nada de su historia ya que no vivió la Guerra Civil y mi abuela apenas le contó nada, solo le habló de su padre y nada mas, solo recordaba el nombre de su tío Nicolás, y su esposa, María jamás le contó nada a mi padre.
Bueno ante este acontecimiento, comencé a indagar busqué libros escritos por aragoneses que sobrevivieron en los campos, leí libros de Mariano Costante ya que en ellos facilitaba listas con los difuntos, pero solo aparecían oscenses, ya que Mariano era oscense. Busqué en la red, listados de españoles fallecidos en campos y subrayé todos los llamados Nicolás y su procedencia, ya que mi abuela y su hermana eran nativas de Calanda, subrayé todos los pueblos cercanos a Calanda, luego mi abuela se traslada a vivir a Beceite, con lo cual también subrayé todos los pueblos cercanos a Beceite y de la franja.
Aproveché una conferencia que daban en mi instituto sobre aragoneses en campos de concentración, para dirigirme al ponente, que pertenecía al Amical de Mauthasen para que me ayudase en algo, era desesperante solo tenía un nombre, NICOLÁS, para encontrar toda su historia, era algo realmente difícil.
Buscó en una base de datos, les mostré la carta que llegó a mi domicilio, no entendía, como no sabían de que les hablaba, ya que ellos fueron los que se pusieron en contacto con la hermana de mi abuela, lo que significaba que ellos debían de conocer datos de su esposo.
Pasaron los años y seguí, leyendo y documentándome mi padre me sugirió que le preguntase a mi tío, que al llevarse bastantes años con mi padre y al haber vivido con la hermana de mi abuela probablemente supiese algo.
Es un tema muy desagradable y doloroso y no sabía como planteárselo, así que un día me dirigí a el y me comentó varias cosas, una de ellas fue que un señor de mi pueblo Ángel le había tramitado los papeles a la hermana de mí abuela para cobrar la pensión de Alemania. Así que me dirigí a hablar con este señor.
Es un señor mayor, pero conserva una lucidez que ya desearían para si muchos de 50, ordenado, culto, estudioso, me dirigí en un principio a su hija, le comenté si le podía preguntar acerca de este tema y me dijo que claro que sí, que a él le encanta la historia y me ayudaría.
Me dirigí a el con una mezcla, de admiración ante aquel señor, miedo a no encontrar respuestas, y miedo también a encontrarlas, le pregunté por Nicolás y me dijo no conocerle, ni tampoco acordarse.
Por un instante, la desilusión se apoderó de mi, tenía muchas esperanzas de que Ángel diese claridad a tantos años de búsqueda, pero por otro lado sabía que era un señor estudioso, un erudito de la historia, había tenido la suerte de poder leer muchas de sus publicaciones en un periódico mensual de nuestra villa, y sabía que aquel señor era un pozo de sabiduría, que podría quizás ayudarme narrándome cosas que supiera referido a este tema en concreto.
Pero aquel señor siguió pensando, y yo fascinada ante la cantidad de cosas que sé, conoce, en un instante se introdujo en la trastienda de su estanco, y saco dos archivadores, verdes, añejos, polvorientos, plenarios de tantas historias que en ellos se conservaban.
Aquello me mostró, una vida llena de conocimientos y vivencias, ya que conservaba aquellos archivadores unos 28 años después, cuando abrió el primero, un olor a papel húmedo invadió la habitación, empezó con el de las viudas de fallecidos a consecuencia de la Guerra Civil, uno tras uno, iba leyendo los nombres que contenían en aquellos sobres, una parte de vidas sesgadas por la guerra. Tras varios sobres en ninguno aparecía María, empecé a sentir como los nervios se apoderaban de mi, tras muchos sobres el penúltimo, allí estaba pude leer en una caligrafía casi perfecta, María Soler Celma, Mauthausen, entonces las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. No daba crédito, en una sola tarde, encontrar algo que llevaba 7 años buscando, por fin tenía repuestas a miles de preguntas que durante tantos años me había formulado, y que nadie quería contestarme.
Ángel dejó que me llevase aquellos documentos, que para mí son un tesoro, un pedazo de la historia de mi familia que se había silenciado durante tantos años, por fin veía la luz.
Comencé a leer aquellos documentos, que me dejaron más alucinada aún, y por fin supe de la suerte que corrió Nicolás en este mundo incierto.
Julián Gil, Nicolás nacido en Arenys de Lledó provincia de Teruel. Prisionero de Guerra en el Stalag XI B nº 87761.
Deportado en el campo de Mauthasen (Austria), el día 27 de enero de 1941, con el nº 6391.
Trasladado a Gusen el día 8 de abril de 1941 con el nº 12217.
Fallecido el día 25 de noviembre de 1941.
Esto al menos da una halo de luz a muchas de las cuestiones que me tanto tiempo llevan en mi cabeza. Solo he decir que agradezco de todo corazón a Don Ángel Cañada Giner, su implicación y su lucha porque las viudas al menos recibieran una pensión por los daños ocasionados, una mínima justicia a tanto sacrificio por un ideal, por la LIBERTAD.
Gracias a Ángel Cañada, hoy puedo conocer una parte de la historia de mi familia que me fue silenciada, y hoy ve la luz, gracias a la lucha, la organización de un hombre que se jugaba mucho al ayudar a estas viudas, a conseguir lo que les pertenecía.
También decir que no entiendo, que nuestra democracia, no haya tenido en consideración a estos españoles que lucharon por defender a su tierra, y no entiendo, que a muchos supervivientes de los campos no se les devolviese la nacionalidad española, que Franco les arrebató convirtiéndolos en apátridas. Entiendo, que Franco no se las devolviese, ya que cuando son liberados, no pueden regresar a España ya que la dictadura de Franco seguía vigente, pero llegada la democracia no entiendo como a estos hijos de España se los relega al olvido, siendo que lucharon y sacrificaron tanto, por su tierra querida. Aún les quedaba un último sacrificio por su ideal, el no volver jamás a su querida España, no volver nunca a sus casas, obligados a establecerse en Francia, donde siguen muchos residiendo actualmente.
El leer nos hace libres, por ello debemos de tener constancia de lo que sufrieron los hijos de España para que nosotros disfrutásemos de una LIBERTAD, que a ellos les fue arrebatada mediante un infame golpe de estado a una República elegida por el pueblo soberano. El conocer nuestra historia nos permitirá no cometer los mismos errores, y para ello la única herramienta es la educación, el conocimiento, para no repetir hechos tan deleznables. Nuestra obligación es mantener la LIBERTAD, que tanto sacrificio, sufrimiento y penalidades les costó a nuestros abuelos conseguir y luchar por ello. Insisto debemos defender la LIBERTAD y el Estado de Derecho en el que vivimos, porque se lo debemos a tantos que sacrificaron tanto, y para así no tener jamás que derramar mas sangre en el buen nombre de la LIBERTAD.
“Si lees dirigirás, si no lo lees serás dirigido”
Este artículo lo dedico a Nicolás, y en especial a Don Ángel Cañada Giner que sin su inestimable ayuda seguiría a oscuras.
Gracias por tu halo de luz Ángel.